¡Hola queridos Pandas!¿Y, habéis dormido bien? Os queríamos contar acerca de Ella y su primera clase de flamenco.
La simpatiquísima bailaora de flamenco me invitó a pasarme por allí anoche y aprender unos cuantos pasos de baile. ¡Y yo encantadísima! Me puse mi traje de flamenco nuevo, saqué brillo a mis zapatos, peine mi pelo hacia atrás, y allí que me fui.
No estaba nada mal, para ser sincero – ¡ooops!
Ehm.. si… ¡uuups!Caminamos por la misma acera del día anterior, y no tardamos nada en encontrarlos. En cuanto me vio la bailaora flamenca, me llamó para que me acercase y me preguntó mi nombre. “Lela, sí.. digo, no, Ella.. ” – ¡estaba tan nerviosa! La bailaora me dijao “Hola, Ella, yo me llamo Mónica. ¡Qué bien que hayas venido!”. Y entonces le dijo a Max: “¡Y tú, por favor, toca con las palmas el ritmo! ¡Olé!”. Y Max empezó a tocar palmas… pero de un forma un tanto arrítmica, vamos, más bien aplaudió, ¿sabéis? , como en las comedias de televisión cuando el público aplaude cuando ha oí do un chiste…
Pues no, la verdad es que no sonaba muy bien. Pero entonces se me acercó el cantaor flamenco, y empezó a tocar las palmas a lavez, y eso ya fue otra cosa, de repente empezó a sonar bien, y Mónica empezó a bailar. “¡Vamos, sígueme!”, le dijo a Ella, pero Ella, por más que se esforzaba, no conseguía que sus brazos y pies se pusiesen de acuerdo. “¡Ella, tienes que vivir el flamenco! Cierra los ojos, y siénte la música dentro de tí”.
La hice caso, cerré los ojos, y ¡fue una experiencia fantástica! De repente mis brazos y piernas se movían por sí solos al ritmo de la música, un sentimiento genial, en serio…
¿Alguno de vosotros sabe bailar? He oído que algunos de vosotros váis a clases de baile: ¿es cierto? ¿Qué baile os gusta más?
Nosotros nos preparamos ya para nuestro próximo destino: ¡África!
Y por cierto, os enviamos otra postal de España: ¿la habéis encontrado ya?
Lávense las orejas Max y Ella
lunes, 3 de agosto de 2009
sábado, 1 de agosto de 2009
Max y Ella en España / Parte 2
¡Hola queridos Pandas!
¡La que hay montada en Sevilla! Ayer estuvimos dando un paseo por la ciudad, y vimos una actuación de un grupo de flamenco en vivo, que cantaba enmedio de la calle.
Sí, Ella salió disaparada como una flecha … y yo detrás de ella.
Había un montón de gente mirando. ¡La mujer bailaba tan bien! Tenía una expresión muy intensa en la cara, se notaba que vivía la música. ¡Y era tan guapa! El hombre a su lado cantaba y hacía palmas al compás. Sonaba algo triste, pero aún así encantador…
Sí, y tanto le gustó a Ella que empezó a bailar.
No pude evitarlo, mis piernas empezaron a moverse solas…
De repente se plantó Ella entre la bailaora y el cantante. No veas con qué cara la miraron… Dejaron de tocar y de bailar, y Ella se quedó allí sola moviéndose como si estuviese andando encima de ascuas y quemándose los pies. De la emoción tenía los ojos cerrados y no se daba cuenta de que todos la estaban mirando.
¡Vaya ridículo! Y luego Max empezó a aplaudir.. el único que lo hizo.
Sí, yo sólo quería relajar el ambiente.
Yo sólo pensaba: “¡Tierra, trágame!!” oops
¡Tampoco fue tan terrible, no exageres, Ella!
Bueno… Eso sí, la bailaora era un encanto y me dijo que si nos pasábamos por allí esta noche otra vez me enseñaría un par de pasos de baile.
Y a mí me dijo que tenía que practicar cómo dar las palmas. Pss… como si no supiese: ¡cualquiere sabe hacer palmas!
Yo estoy nerviosa por aprender esos pasos de baile: ¡mañana os lo contamos todo!
Lávense las orejas Max y Ella
¡La que hay montada en Sevilla! Ayer estuvimos dando un paseo por la ciudad, y vimos una actuación de un grupo de flamenco en vivo, que cantaba enmedio de la calle.
Sí, Ella salió disaparada como una flecha … y yo detrás de ella.
Había un montón de gente mirando. ¡La mujer bailaba tan bien! Tenía una expresión muy intensa en la cara, se notaba que vivía la música. ¡Y era tan guapa! El hombre a su lado cantaba y hacía palmas al compás. Sonaba algo triste, pero aún así encantador…
Sí, y tanto le gustó a Ella que empezó a bailar.
No pude evitarlo, mis piernas empezaron a moverse solas…
De repente se plantó Ella entre la bailaora y el cantante. No veas con qué cara la miraron… Dejaron de tocar y de bailar, y Ella se quedó allí sola moviéndose como si estuviese andando encima de ascuas y quemándose los pies. De la emoción tenía los ojos cerrados y no se daba cuenta de que todos la estaban mirando.
¡Vaya ridículo! Y luego Max empezó a aplaudir.. el único que lo hizo.
Sí, yo sólo quería relajar el ambiente.
Yo sólo pensaba: “¡Tierra, trágame!!” oops
¡Tampoco fue tan terrible, no exageres, Ella!
Bueno… Eso sí, la bailaora era un encanto y me dijo que si nos pasábamos por allí esta noche otra vez me enseñaría un par de pasos de baile.
Y a mí me dijo que tenía que practicar cómo dar las palmas. Pss… como si no supiese: ¡cualquiere sabe hacer palmas!
Yo estoy nerviosa por aprender esos pasos de baile: ¡mañana os lo contamos todo!
Lávense las orejas Max y Ella
Max y Ella en España / Parte 1
Hola amigos!
Así saludan los españoles – ¡jaja! – aunque eso ya lo sabíais, ¿no?
¡Al fin tierra firme! Buff… este largo viaje en barco realmente me ha hecho polvo…
Sí, el pobre Max se marea en barco, y se pasó todo el viaje con un color verde en la cara nada bueno…
¡Estaba taaaaaaaaaaaan mal! Ese continuo baivén del barco pudo conmigo. ¿Sabéis a qué me refiero? ¿Habéis viajado en barco y sufrido lo mismo que yo? Buff..
¡No te quejes tanto, ahora ya te has recuperado!
Sí, por suerte…
Ahora mismo estamos en Sevilla. Yo me he propuesto aprender sevillanas, pero para eso necesitaba lo primero un traje de sevillanas, así que me fui de compras, y arrastré a Max conmigo. Entraba en los probadores, me ponía los vestidos que más me gustaban, salía y le hacía un pequeño desfile de moda a Max, que estaba sentado delante. ¡Fue divertido! No sabía que ir de compras con chicos pudiese acabar bien.
Pero fue agotador.
Bueno, sí, tienes razón… es que había tanta elección… Por eso nos merecemos un descanso ahora. Pero mañana escribimos de nuevo.
Vuestros Max y Ella.
Así saludan los españoles – ¡jaja! – aunque eso ya lo sabíais, ¿no?
¡Al fin tierra firme! Buff… este largo viaje en barco realmente me ha hecho polvo…
Sí, el pobre Max se marea en barco, y se pasó todo el viaje con un color verde en la cara nada bueno…
¡Estaba taaaaaaaaaaaan mal! Ese continuo baivén del barco pudo conmigo. ¿Sabéis a qué me refiero? ¿Habéis viajado en barco y sufrido lo mismo que yo? Buff..
¡No te quejes tanto, ahora ya te has recuperado!
Sí, por suerte…
Ahora mismo estamos en Sevilla. Yo me he propuesto aprender sevillanas, pero para eso necesitaba lo primero un traje de sevillanas, así que me fui de compras, y arrastré a Max conmigo. Entraba en los probadores, me ponía los vestidos que más me gustaban, salía y le hacía un pequeño desfile de moda a Max, que estaba sentado delante. ¡Fue divertido! No sabía que ir de compras con chicos pudiese acabar bien.
Pero fue agotador.
Bueno, sí, tienes razón… es que había tanta elección… Por eso nos merecemos un descanso ahora. Pero mañana escribimos de nuevo.
Vuestros Max y Ella.
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