¡Hola queridos Pandas!¿Y, habéis dormido bien? Os queríamos contar acerca de Ella y su primera clase de flamenco.
La simpatiquísima bailaora de flamenco me invitó a pasarme por allí anoche y aprender unos cuantos pasos de baile. ¡Y yo encantadísima! Me puse mi traje de flamenco nuevo, saqué brillo a mis zapatos, peine mi pelo hacia atrás, y allí que me fui.
No estaba nada mal, para ser sincero – ¡ooops!
Ehm.. si… ¡uuups!Caminamos por la misma acera del día anterior, y no tardamos nada en encontrarlos. En cuanto me vio la bailaora flamenca, me llamó para que me acercase y me preguntó mi nombre. “Lela, sí.. digo, no, Ella.. ” – ¡estaba tan nerviosa! La bailaora me dijao “Hola, Ella, yo me llamo Mónica. ¡Qué bien que hayas venido!”. Y entonces le dijo a Max: “¡Y tú, por favor, toca con las palmas el ritmo! ¡Olé!”. Y Max empezó a tocar palmas… pero de un forma un tanto arrítmica, vamos, más bien aplaudió, ¿sabéis? , como en las comedias de televisión cuando el público aplaude cuando ha oí do un chiste…
Pues no, la verdad es que no sonaba muy bien. Pero entonces se me acercó el cantaor flamenco, y empezó a tocar las palmas a lavez, y eso ya fue otra cosa, de repente empezó a sonar bien, y Mónica empezó a bailar. “¡Vamos, sígueme!”, le dijo a Ella, pero Ella, por más que se esforzaba, no conseguía que sus brazos y pies se pusiesen de acuerdo. “¡Ella, tienes que vivir el flamenco! Cierra los ojos, y siénte la música dentro de tí”.
La hice caso, cerré los ojos, y ¡fue una experiencia fantástica! De repente mis brazos y piernas se movían por sí solos al ritmo de la música, un sentimiento genial, en serio…
¿Alguno de vosotros sabe bailar? He oído que algunos de vosotros váis a clases de baile: ¿es cierto? ¿Qué baile os gusta más?
Nosotros nos preparamos ya para nuestro próximo destino: ¡África!
Y por cierto, os enviamos otra postal de España: ¿la habéis encontrado ya?
Lávense las orejas Max y Ella
lunes, 3 de agosto de 2009
sábado, 1 de agosto de 2009
Max y Ella en España / Parte 2
¡Hola queridos Pandas!
¡La que hay montada en Sevilla! Ayer estuvimos dando un paseo por la ciudad, y vimos una actuación de un grupo de flamenco en vivo, que cantaba enmedio de la calle.
Sí, Ella salió disaparada como una flecha … y yo detrás de ella.
Había un montón de gente mirando. ¡La mujer bailaba tan bien! Tenía una expresión muy intensa en la cara, se notaba que vivía la música. ¡Y era tan guapa! El hombre a su lado cantaba y hacía palmas al compás. Sonaba algo triste, pero aún así encantador…
Sí, y tanto le gustó a Ella que empezó a bailar.
No pude evitarlo, mis piernas empezaron a moverse solas…
De repente se plantó Ella entre la bailaora y el cantante. No veas con qué cara la miraron… Dejaron de tocar y de bailar, y Ella se quedó allí sola moviéndose como si estuviese andando encima de ascuas y quemándose los pies. De la emoción tenía los ojos cerrados y no se daba cuenta de que todos la estaban mirando.
¡Vaya ridículo! Y luego Max empezó a aplaudir.. el único que lo hizo.
Sí, yo sólo quería relajar el ambiente.
Yo sólo pensaba: “¡Tierra, trágame!!” oops
¡Tampoco fue tan terrible, no exageres, Ella!
Bueno… Eso sí, la bailaora era un encanto y me dijo que si nos pasábamos por allí esta noche otra vez me enseñaría un par de pasos de baile.
Y a mí me dijo que tenía que practicar cómo dar las palmas. Pss… como si no supiese: ¡cualquiere sabe hacer palmas!
Yo estoy nerviosa por aprender esos pasos de baile: ¡mañana os lo contamos todo!
Lávense las orejas Max y Ella
¡La que hay montada en Sevilla! Ayer estuvimos dando un paseo por la ciudad, y vimos una actuación de un grupo de flamenco en vivo, que cantaba enmedio de la calle.
Sí, Ella salió disaparada como una flecha … y yo detrás de ella.
Había un montón de gente mirando. ¡La mujer bailaba tan bien! Tenía una expresión muy intensa en la cara, se notaba que vivía la música. ¡Y era tan guapa! El hombre a su lado cantaba y hacía palmas al compás. Sonaba algo triste, pero aún así encantador…
Sí, y tanto le gustó a Ella que empezó a bailar.
No pude evitarlo, mis piernas empezaron a moverse solas…
De repente se plantó Ella entre la bailaora y el cantante. No veas con qué cara la miraron… Dejaron de tocar y de bailar, y Ella se quedó allí sola moviéndose como si estuviese andando encima de ascuas y quemándose los pies. De la emoción tenía los ojos cerrados y no se daba cuenta de que todos la estaban mirando.
¡Vaya ridículo! Y luego Max empezó a aplaudir.. el único que lo hizo.
Sí, yo sólo quería relajar el ambiente.
Yo sólo pensaba: “¡Tierra, trágame!!” oops
¡Tampoco fue tan terrible, no exageres, Ella!
Bueno… Eso sí, la bailaora era un encanto y me dijo que si nos pasábamos por allí esta noche otra vez me enseñaría un par de pasos de baile.
Y a mí me dijo que tenía que practicar cómo dar las palmas. Pss… como si no supiese: ¡cualquiere sabe hacer palmas!
Yo estoy nerviosa por aprender esos pasos de baile: ¡mañana os lo contamos todo!
Lávense las orejas Max y Ella
Max y Ella en España / Parte 1
Hola amigos!
Así saludan los españoles – ¡jaja! – aunque eso ya lo sabíais, ¿no?
¡Al fin tierra firme! Buff… este largo viaje en barco realmente me ha hecho polvo…
Sí, el pobre Max se marea en barco, y se pasó todo el viaje con un color verde en la cara nada bueno…
¡Estaba taaaaaaaaaaaan mal! Ese continuo baivén del barco pudo conmigo. ¿Sabéis a qué me refiero? ¿Habéis viajado en barco y sufrido lo mismo que yo? Buff..
¡No te quejes tanto, ahora ya te has recuperado!
Sí, por suerte…
Ahora mismo estamos en Sevilla. Yo me he propuesto aprender sevillanas, pero para eso necesitaba lo primero un traje de sevillanas, así que me fui de compras, y arrastré a Max conmigo. Entraba en los probadores, me ponía los vestidos que más me gustaban, salía y le hacía un pequeño desfile de moda a Max, que estaba sentado delante. ¡Fue divertido! No sabía que ir de compras con chicos pudiese acabar bien.
Pero fue agotador.
Bueno, sí, tienes razón… es que había tanta elección… Por eso nos merecemos un descanso ahora. Pero mañana escribimos de nuevo.
Vuestros Max y Ella.
Así saludan los españoles – ¡jaja! – aunque eso ya lo sabíais, ¿no?
¡Al fin tierra firme! Buff… este largo viaje en barco realmente me ha hecho polvo…
Sí, el pobre Max se marea en barco, y se pasó todo el viaje con un color verde en la cara nada bueno…
¡Estaba taaaaaaaaaaaan mal! Ese continuo baivén del barco pudo conmigo. ¿Sabéis a qué me refiero? ¿Habéis viajado en barco y sufrido lo mismo que yo? Buff..
¡No te quejes tanto, ahora ya te has recuperado!
Sí, por suerte…
Ahora mismo estamos en Sevilla. Yo me he propuesto aprender sevillanas, pero para eso necesitaba lo primero un traje de sevillanas, así que me fui de compras, y arrastré a Max conmigo. Entraba en los probadores, me ponía los vestidos que más me gustaban, salía y le hacía un pequeño desfile de moda a Max, que estaba sentado delante. ¡Fue divertido! No sabía que ir de compras con chicos pudiese acabar bien.
Pero fue agotador.
Bueno, sí, tienes razón… es que había tanta elección… Por eso nos merecemos un descanso ahora. Pero mañana escribimos de nuevo.
Vuestros Max y Ella.
jueves, 30 de julio de 2009
Max y Ella en Inglaterra / Parte 4
¡Hola Pandas!
Vamos directamente al grano, que hay urgencia. Os acordáis del mensaje en clave, ¿no?
“Quien me quiera encontrar al Big Ben debe buscar
Cuando den las 12, un pastelito podrá saborear
Estoy seguro de que le va a gustar
Pero no te des un susto
Si muerdes algo muy robusto
Podria ser la llave – ¡eso si sería un gusto!”
Justo a las 12 descubrimos quién – mejor dicho qué era el Big Ben: corrimos como locos para llegar allí antes de que acabase de dar las 12 campanadas. 6, 7, 8, 9, 10, 11 …¡Conseguido! ¡Ui, por los pelos! ¿Y ahora qué?
Vimos a un vendedor que estaba recogiendo su puestecito.
Max le miró con pánico 8O.
Claro, no sabía qué hacer.
No hizo falta decir nada: el vendedor ambulante pareció reconocernos en el acto. “Ah, sois vosotros, los dos Pandas detectives. Creo que tengo algo para vosotros – jeje – ¡que aproveche!”. Le dio a Max un pastel de chocolate y desapareció.
Mi estómago gruñía del hambre que tenía, y el pastel tenía una pinta tan apetitosa… Iba a comérmelo todo de un bocado cuando oí a Ella gritar: ” ¡Noooooo, Maaaax ¡ ¿Cómo se te ocurre? ¿No ves que podía estar envenenado? ¿No sabes que no se puede aceptar comida de desconocidos?Pero era demasiado tarde. El pastel ya estaba en mi boca, sabrosísimo… pero de repente ¡KRACK! Mis dientes mordieron algo duro, y lo escupí enseguida: ¡una llave! ¿Pero qué podría abrir?. “¿Seguro que abre una de las puertas del Big Ben”, dijo Ella.
¡Y tenía razón!
Nos escabullimos entre las piernas del vigilante sin que nos viese y subimos las escaleras hasta lo más alto de la torre. Allí encontramos una puerta, y con temblorosas manos probamos a abrirla con nuestra llave … ¡y funcionó! Entramos y nos encontramos en una gran sala totalmente vacía. Justo en el centro había un paquete con un cartelito que decía: “Para Max y Ella”. Estaba envuelto como un regalo, y Ella se puso más contenta que unas pascuas: “¡Oh, un regalito para nosotros!”. Tiró del lazo que decoraba en paquete y lo abrió: ¡POOOP!. Un divertido payaso sujeto con un muelle saltó hacia fuera… ¡y tenía el cuaderno negro que buscábamos!.
La verdad, un poco extraño todo, pero bueno, a fin de cuentas teníamos el cuaderno, que era lo que queríamos. Así que volvimos a Scotland Yard y devolvimos el cuaderno a su propietario. Al contarle acerca del payaso y del acertijo nos dijo que sin duda debía tratarse del famoso ladrón “Riddler”, que parece disfrutar como un enano con las mas locas adivinanzas. “¡Lo habéis hecho muy bien, pareja! En este cuaderno está apuntada la dirección secreta de mi hija que vive en México: si no lo hubiéseis encontrado quizá nunca la hubiese vuelto a ver… Pero por cierto, estáis dando una vuelta al mundo, ¿no? ¿Podríais hacerme un favor?”. El abrió el cuaderno y apuntó la dirección en un sobre, lo cerró y nos lo entregó. “Si por casualidad pasáis por México, ¿podríais entregar esta carta a mi hija?. No puedo arriesgarme a enviarla por correo, es muy peligroso, pero confío en vosotros dos.”Max enseguida se sintió muy halagado y creyéndose un superdetective cogió la carta sin más. Y México no entraba dentro de nuestros planes… Pero bueno, seguro que también es un sitio precioso.
Pero antes vamos a España, ¡y en barco!. Éste sí será un viaje largo…
¡Ah, por cierto! ¿Encontrásteis ya la postal de Londres? ¡Seguro que sí: buscad “en verde”!
Lávense las orejas,
Max y Ella
Vamos directamente al grano, que hay urgencia. Os acordáis del mensaje en clave, ¿no?
“Quien me quiera encontrar al Big Ben debe buscar
Cuando den las 12, un pastelito podrá saborear
Estoy seguro de que le va a gustar
Pero no te des un susto
Si muerdes algo muy robusto
Podria ser la llave – ¡eso si sería un gusto!”
Justo a las 12 descubrimos quién – mejor dicho qué era el Big Ben: corrimos como locos para llegar allí antes de que acabase de dar las 12 campanadas. 6, 7, 8, 9, 10, 11 …¡Conseguido! ¡Ui, por los pelos! ¿Y ahora qué?
Vimos a un vendedor que estaba recogiendo su puestecito.
Max le miró con pánico 8O.
Claro, no sabía qué hacer.
No hizo falta decir nada: el vendedor ambulante pareció reconocernos en el acto. “Ah, sois vosotros, los dos Pandas detectives. Creo que tengo algo para vosotros – jeje – ¡que aproveche!”. Le dio a Max un pastel de chocolate y desapareció.
Mi estómago gruñía del hambre que tenía, y el pastel tenía una pinta tan apetitosa… Iba a comérmelo todo de un bocado cuando oí a Ella gritar: ” ¡Noooooo, Maaaax ¡ ¿Cómo se te ocurre? ¿No ves que podía estar envenenado? ¿No sabes que no se puede aceptar comida de desconocidos?Pero era demasiado tarde. El pastel ya estaba en mi boca, sabrosísimo… pero de repente ¡KRACK! Mis dientes mordieron algo duro, y lo escupí enseguida: ¡una llave! ¿Pero qué podría abrir?. “¿Seguro que abre una de las puertas del Big Ben”, dijo Ella.
¡Y tenía razón!
Nos escabullimos entre las piernas del vigilante sin que nos viese y subimos las escaleras hasta lo más alto de la torre. Allí encontramos una puerta, y con temblorosas manos probamos a abrirla con nuestra llave … ¡y funcionó! Entramos y nos encontramos en una gran sala totalmente vacía. Justo en el centro había un paquete con un cartelito que decía: “Para Max y Ella”. Estaba envuelto como un regalo, y Ella se puso más contenta que unas pascuas: “¡Oh, un regalito para nosotros!”. Tiró del lazo que decoraba en paquete y lo abrió: ¡POOOP!. Un divertido payaso sujeto con un muelle saltó hacia fuera… ¡y tenía el cuaderno negro que buscábamos!.
La verdad, un poco extraño todo, pero bueno, a fin de cuentas teníamos el cuaderno, que era lo que queríamos. Así que volvimos a Scotland Yard y devolvimos el cuaderno a su propietario. Al contarle acerca del payaso y del acertijo nos dijo que sin duda debía tratarse del famoso ladrón “Riddler”, que parece disfrutar como un enano con las mas locas adivinanzas. “¡Lo habéis hecho muy bien, pareja! En este cuaderno está apuntada la dirección secreta de mi hija que vive en México: si no lo hubiéseis encontrado quizá nunca la hubiese vuelto a ver… Pero por cierto, estáis dando una vuelta al mundo, ¿no? ¿Podríais hacerme un favor?”. El abrió el cuaderno y apuntó la dirección en un sobre, lo cerró y nos lo entregó. “Si por casualidad pasáis por México, ¿podríais entregar esta carta a mi hija?. No puedo arriesgarme a enviarla por correo, es muy peligroso, pero confío en vosotros dos.”Max enseguida se sintió muy halagado y creyéndose un superdetective cogió la carta sin más. Y México no entraba dentro de nuestros planes… Pero bueno, seguro que también es un sitio precioso.
Pero antes vamos a España, ¡y en barco!. Éste sí será un viaje largo…
¡Ah, por cierto! ¿Encontrásteis ya la postal de Londres? ¡Seguro que sí: buscad “en verde”!
Lávense las orejas,
Max y Ella
lunes, 27 de julio de 2009
Max y Ella en Inglaterra / Parte 3
¡Hola a todos!
¿Y, le habéis dado tantas vueltas al mensaje-acertijo como nosotros? Max se lo ha tomado muy en serio. Nada más leer el acertijo se puso su gorro de detective, cogió su lupa y se paso el día agachado con la nariz a dos palmos del suelo recorriendo todo Londres en busca de pistas.. Pero lamentablemente sin éxito
Cuando atravesávamos el famoso “Tower Bridge” (el puente ese de un azul tan llamativo, ¿sabéis, no?) nos encontramos un montón de gente en nuestro camino. No fue fácil atravesar toda esa muchedumbre. Y especialmente cuando uno busca pistas con su lupa, os podéis imaginar.
De repente oímos a un señor mayor que pasaba decir: “Vaya, pues sí que hace ruido el Big Ben ése”. ¿Cómo? ¿Habíamos oído bien? ¿El Big Ben?¿El gran Ben?
Max enseguida levantó su cabeza y se quedó mirando dónde señalaba el señor: ¡claro! El famoso “”Big Ben”. ¿Lo conocéis? Es una torre muy alta con un gran reloj arriba del todo.
El reloj estaba dando campanadas. ¡Eran justo las 12! Sacamos de nuevo el mensaje en clave:
“Quien me quiera encontrar al Big Ben debe buscar
Cuando den las 12, un pastelito podrá saborear
Estoy seguro de que le va a gustar
Pero no te des un susto
Si muerdes algo muy robusto
Podria ser la llave – ¡eso si sería un gusto!”
De repente todo tenía sentido: ¡teníamos que ir enseguida al Big Ben, antes de que diera las 12 campanadas!
¡Buf! No veáis, qué estrés… Tengo que tomar aire, que estoy agobiadísima ahora mismo. El miércoles os seguimos contando, ¿vale?
¡Lávense bien las orejas! Max y Ella
¿Y, le habéis dado tantas vueltas al mensaje-acertijo como nosotros? Max se lo ha tomado muy en serio. Nada más leer el acertijo se puso su gorro de detective, cogió su lupa y se paso el día agachado con la nariz a dos palmos del suelo recorriendo todo Londres en busca de pistas.. Pero lamentablemente sin éxito
Cuando atravesávamos el famoso “Tower Bridge” (el puente ese de un azul tan llamativo, ¿sabéis, no?) nos encontramos un montón de gente en nuestro camino. No fue fácil atravesar toda esa muchedumbre. Y especialmente cuando uno busca pistas con su lupa, os podéis imaginar.
De repente oímos a un señor mayor que pasaba decir: “Vaya, pues sí que hace ruido el Big Ben ése”. ¿Cómo? ¿Habíamos oído bien? ¿El Big Ben?¿El gran Ben?
Max enseguida levantó su cabeza y se quedó mirando dónde señalaba el señor: ¡claro! El famoso “”Big Ben”. ¿Lo conocéis? Es una torre muy alta con un gran reloj arriba del todo.
El reloj estaba dando campanadas. ¡Eran justo las 12! Sacamos de nuevo el mensaje en clave:
“Quien me quiera encontrar al Big Ben debe buscar
Cuando den las 12, un pastelito podrá saborear
Estoy seguro de que le va a gustar
Pero no te des un susto
Si muerdes algo muy robusto
Podria ser la llave – ¡eso si sería un gusto!”
De repente todo tenía sentido: ¡teníamos que ir enseguida al Big Ben, antes de que diera las 12 campanadas!
¡Buf! No veáis, qué estrés… Tengo que tomar aire, que estoy agobiadísima ahora mismo. El miércoles os seguimos contando, ¿vale?
¡Lávense bien las orejas! Max y Ella
sábado, 25 de julio de 2009
Max y Ella en Inglaterra / Parte 2
Hola queridos Pandas,
a Max le encantan las historias de detectives, así que teníamos que ir a “Scotland Yard” – es algo así como la central de la policía de investigación de Inglaterra. ¿Habéis oido hablar de ella?
Yo pensé que podrían necesitar a un detective aficionado como yo. A fin de cuentas soy como el Sherlock Holmes de Panfu.
No prometas demasiado, Max. Aún no tenemos ni idea de cómo acabará todo esto.
¡No te preocupes, encontraremos al ladrón, por supuesto!
Mejor os aclaro exactamente de qué va el asunto.Pues bien. Ayer fuimos a Scotland Yard. Estábamos a punto de entrar cuando en frente de nosotros salió del edificio un misterioso hombre. Llevaba gafas de sol, un sombrero que le tapaba media cara y un largo abrigo negro. Miró hacia nosotros y pareció habernos reconocido. “¿Sois Max y Ella, de Panfu?” – preguntó – ” Qué bien que estáis aquí. Me vendría genial vuestra ayuda. Estoy buscando a un ladrón. Ha desaparecido un objeto de gran valor de mi escritorio: se trata de un pequeño manuscrito negro, con anotaciones muy importantes. El ladrón dejó el siguiente mensaje:”. Entonces nos enseño una nota en la que se podía leer:
“Quien me quiera encontrar al Big Ben debe buscar Cuando den las 12, un pastelito podrá saborear. Estoy seguro de que le va a gustarPero no te des un susto Si muerdes algo muy robusto Podria ser la llave – ¡eso si sería un gusto!”
¿Cómoooooo? No me entero de nada – ¿quizá alguno de vosotros?
El hombre tampoco tenía la más mínima idea. “Dejo el caso en vuestras manos, espero que resolváis el misterio”, nos dijo, “si no… buff, no quiero ni pensar qué podría ocurrir si no”
Puuuuuu… Vamos a ponernos manos a la obra. ¿Nos ayudáis? ¿Quién será el tal Big Ben? El gran Ben.. ¿Un gigante? El lunes os contaremos cómo hemos avanzado. A ver qué tal se nos da…
¡Lávense las orejas! Max y Ella
a Max le encantan las historias de detectives, así que teníamos que ir a “Scotland Yard” – es algo así como la central de la policía de investigación de Inglaterra. ¿Habéis oido hablar de ella?
Yo pensé que podrían necesitar a un detective aficionado como yo. A fin de cuentas soy como el Sherlock Holmes de Panfu.
No prometas demasiado, Max. Aún no tenemos ni idea de cómo acabará todo esto.
¡No te preocupes, encontraremos al ladrón, por supuesto!
Mejor os aclaro exactamente de qué va el asunto.Pues bien. Ayer fuimos a Scotland Yard. Estábamos a punto de entrar cuando en frente de nosotros salió del edificio un misterioso hombre. Llevaba gafas de sol, un sombrero que le tapaba media cara y un largo abrigo negro. Miró hacia nosotros y pareció habernos reconocido. “¿Sois Max y Ella, de Panfu?” – preguntó – ” Qué bien que estáis aquí. Me vendría genial vuestra ayuda. Estoy buscando a un ladrón. Ha desaparecido un objeto de gran valor de mi escritorio: se trata de un pequeño manuscrito negro, con anotaciones muy importantes. El ladrón dejó el siguiente mensaje:”. Entonces nos enseño una nota en la que se podía leer:
“Quien me quiera encontrar al Big Ben debe buscar Cuando den las 12, un pastelito podrá saborear. Estoy seguro de que le va a gustarPero no te des un susto Si muerdes algo muy robusto Podria ser la llave – ¡eso si sería un gusto!”
¿Cómoooooo? No me entero de nada – ¿quizá alguno de vosotros?
El hombre tampoco tenía la más mínima idea. “Dejo el caso en vuestras manos, espero que resolváis el misterio”, nos dijo, “si no… buff, no quiero ni pensar qué podría ocurrir si no”
Puuuuuu… Vamos a ponernos manos a la obra. ¿Nos ayudáis? ¿Quién será el tal Big Ben? El gran Ben.. ¿Un gigante? El lunes os contaremos cómo hemos avanzado. A ver qué tal se nos da…
¡Lávense las orejas! Max y Ella
Max y Ella en Inglaterra / Parte 1
Good morning dear Pandas!Así nos saludaron los ingleses. ¿Todo el mundo sabe qué significa, no? Yo sí.
Vaya un sabelotodo que estás hecho, Max.
Bueno vale, sólo quería presumir un poco de que sé inglés. ¿Tenéis inglés en el colegio? Pues ahora le vendría a uno genial. Desde ayer estamos en Londres – ¡YEAH!. Siempre había querido ver ese… cómo se dice… “Changing the Guard” en el palacio “Buckingham Palace”. ¿Habíais oído hablar de eso? Es algo así como un cambio de la guardia del palacio. Cuando los guardias se cansan vienen otros para sustituirlos y seguir protegiendo el palacio de la reina. A mí me parece de lo más lógico del mundo: ¿qué pasaría si los guardias se durmiesen? No creo que quedase muy bien, la verdad…
Uau, ni me había imaginado que la reina necesitaba tantos guardias. Llegó una auténtica tropa. Venían en formación con tambores, trompetas y banderas. Además llevaban esos grandísimos y divertidos sombreros que parecían de piel de peluche. ¡Eran muy divertidos!Había un montón de turistas que querían verlo. De repente Max desapareció en el tumulto. Sólo una vez finalizada la „Changing the Guard“ y cuando se dispersó la gente en todas direcciones encontré de nuevo a Max. ¿Y os imagináis lo que estaba haciendo? Se había plantado delante de uno de esos guardias reales armados… ¡y no paraba de hacerle burlas y ponerle caras raras! !o!
¡Claro! Yo había oído que estos guardias son famosos porque no se dejan distraer por ningún motivo y se mantienen como estatuas pase lo que pase. Así que simplemente quería probarlo. ¿Y sabéis qué?. Una vez le saqué la lengua y ¡movió un ojo!. Fue un momento y un sólo ojo, pero me miró directamente, y me dió de repente miedo y me fui corriendo.
Claro, y justo entonces nos chocamos. Yo me había acercado por su espalda para avisarle, y justo entonces se dio la vuelta de repenta y ¡PUM! Nos dimos un choquetazo que nos caimos los dos al suelo. ¡Aua!. A mí todavía me duele un poco la cabeza.
Sí, yo también me hice daño. Y además miré de reojo al guardia y me pareció ver que se sonreía al vernos así.
Je je, no me extraña nada.Mañana visitaremos “Scotland Yard”. ¿Sabéis qué es?. Mañana os lo contamos todo.
¡Lávense las orejas! Max y Ella
Vaya un sabelotodo que estás hecho, Max.
Bueno vale, sólo quería presumir un poco de que sé inglés. ¿Tenéis inglés en el colegio? Pues ahora le vendría a uno genial. Desde ayer estamos en Londres – ¡YEAH!. Siempre había querido ver ese… cómo se dice… “Changing the Guard” en el palacio “Buckingham Palace”. ¿Habíais oído hablar de eso? Es algo así como un cambio de la guardia del palacio. Cuando los guardias se cansan vienen otros para sustituirlos y seguir protegiendo el palacio de la reina. A mí me parece de lo más lógico del mundo: ¿qué pasaría si los guardias se durmiesen? No creo que quedase muy bien, la verdad…
Uau, ni me había imaginado que la reina necesitaba tantos guardias. Llegó una auténtica tropa. Venían en formación con tambores, trompetas y banderas. Además llevaban esos grandísimos y divertidos sombreros que parecían de piel de peluche. ¡Eran muy divertidos!Había un montón de turistas que querían verlo. De repente Max desapareció en el tumulto. Sólo una vez finalizada la „Changing the Guard“ y cuando se dispersó la gente en todas direcciones encontré de nuevo a Max. ¿Y os imagináis lo que estaba haciendo? Se había plantado delante de uno de esos guardias reales armados… ¡y no paraba de hacerle burlas y ponerle caras raras! !o!
¡Claro! Yo había oído que estos guardias son famosos porque no se dejan distraer por ningún motivo y se mantienen como estatuas pase lo que pase. Así que simplemente quería probarlo. ¿Y sabéis qué?. Una vez le saqué la lengua y ¡movió un ojo!. Fue un momento y un sólo ojo, pero me miró directamente, y me dió de repente miedo y me fui corriendo.
Claro, y justo entonces nos chocamos. Yo me había acercado por su espalda para avisarle, y justo entonces se dio la vuelta de repenta y ¡PUM! Nos dimos un choquetazo que nos caimos los dos al suelo. ¡Aua!. A mí todavía me duele un poco la cabeza.
Sí, yo también me hice daño. Y además miré de reojo al guardia y me pareció ver que se sonreía al vernos así.
Je je, no me extraña nada.Mañana visitaremos “Scotland Yard”. ¿Sabéis qué es?. Mañana os lo contamos todo.
¡Lávense las orejas! Max y Ella
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